LORCA
1887. CRIMEN Y CASTIGO DE JOSÉ ÁNGEL COLLADO
El
hecho histórico y las fuentes consultadas
Este
artículo es fruto de la curiosidad por la historia de Lorca en general, y por
la de su Colegio de Abogados en particular. Rastreando documentos referidos a
la peripecia del Colegio, encontré la noticia de una causa criminal, juzgada, sentenciada
y ejecutada en Lorca entre los años 1886 y 1887. Las circunstancias del crimen,
del proceso y de su terrible final, revisten todos los caracteres propios de esos
culebrones morbosos de los que hoy se nutre la televisión durante semanas y
meses. El caso fue objeto de seguimiento por la prensa local y provincial. Se
conservan en diversos archivos, y están accesibles en la página web de la Hemeroteca Regional,
los ejemplares de varias publicaciones, unas de alcance local, y otras de
difusión provincial y publicadas en Murcia capital. En dichos diarios se va
dando cuenta de los detalles del proceso y la repercusión social que tuvo.
Gracias
a la informatización y al acceso telemático, los registros históricos pueden
ser escudriñados por cualquiera desde la comodidad del propio despacho y en las
horas en que uno dispone de tiempo libre para sus aficiones. Cuesta imaginar el
enorme esfuerzo y tiempo que el investigador, hasta no hace mucho, tenía que
invertir, desplazándose a las sedes físicas de los archivos, consultando
ficheros manualmente, abriendo cajas, desempolvando legajos. Cualquiera que
haya dedicado un rato a indagar en un archivo, siquiera sea con la facilidad de
los medios electrónicos, puede comprender el enorme mérito de trabajos como los
que realizaron los abogados del Colegio de Lorca José María Campoy García y
José María Campoy Camacho. Merced a su concienzuda labor de recopilación,
nunca suficientemente reconocida, conservamos hoy la memoria de hechos
importantes para la historia de la
Justicia en Lorca.
El
suceso que se estudia en este trabajo tiene la particularidad de que la mayor
parte de los elementos que componen el paisaje en el que se desarrolló, siguen
existiendo. Digamos que la escenografía no se ha perdido y eso permite al
lector actual, visualizar con gran claridad aquellos acontecimientos. Muchas de
las instituciones que intervinieron siguen existiendo, como las parroquias de
San José y San Patricio, el Colegio de Abogados y el Ayuntamiento. Otras han
estado en funcionamiento hasta fechas recientes y hemos conocido directamente
su funcionamiento; así el regimiento de infantería “Mallorca”, o la cárcel de
Lorca, en la que muchos abogados de los que actualmente seguimos en ejercicio
hemos pasado mucho tiempo visitando clientes presos. También se nos presentan
en el relato algunas corporaciones ya desaparecidas, como el santo Hospital de
Beneficencia particular y la real Hermandad de Paz y Caridad. Los nombres y
apellidos de los protagonistas nos son también familiares y los descendientes
de algunos de ellos siguen ligados a las profesiones jurídicas en nuestro
partido. Por último, aunque no es mencionada expresamente en ninguna de las
informaciones, con absoluta seguridad la causa fue instruída y enjuiciada por la Audiencia Criminal
de Lorca, antecedente directo de los actuales Juzgados de Instrucción y
Juzgados de lo Penal de nuestro partido judicial.
Las
audiencias criminales se crearon en 1882 por previsión de la Ley Adicional a la Ley Provisional de Organización
del Poder Judicial de 1870 (que estuvo vigente hasta 1985). En la Provincia de Murcia se
crearon tres audiencias criminales, las de Murcia, Cartagena y Lorca. A ésta última ciudad le fue concedida en fecha de 3 de enero de 1883. En 1892
fueron reducidas en número y se mantuvieron sólamente en las capitales de
provincia donde no hubiera audiencia territorial, desapareciendo por
consiguiente las de Lorca y Cartagena.
En
los años en que sucedieron los hechos que hemos estudiado, la Audiencia Criminal
de Lorca estaba en funcionamiento, y todos los datos que nos suministra la
prensa de aquellos días confirman que la investigación y el juicio se llevaron
a cabo en la ciudad de Lorca, en dicha Audiencia. No hemos tenido acceso al
expediente judicial ni a la sentencia, de la que ignoramos si se conserva, si
bien parece ser que de las tres Audiencias Criminales de la provincia sólo han
llegado hasta nuestros días los libros de sentencias pero incompletos,
hallándose los mismos en el Archivo Histórico Provincial. Sí sabemos, por
noticias aparecidas en El Diario de Murcia, que el presidente de la Audiencia de Lorca se
apedillaba Daban (19 de junio de 1887). Que el letrado defensor del acusado fue
don Juan Carrasco Sánchez (21 de junio de 1887). Y que la sentencia
condenatoria fue confirmada por el Tribunal Supremo en el mes de diciembre de
1886 (25 de febrero de 1887).
Los
hechos, tal como nos los cuenta la hemeroteca, sorprenden por su similitud con la
praxis jurídica actual -la Ley
de Enjuiciamiento Criminal con la que se enjuició a Collado, la de 1882, sigue
vigente en la actualidad-, y por la mentalidad social que se respira en las
crónicas, de inspiración decididamente humanitaria y que nos resulta tan
próxima. El trato dispensado al reo por las instituciones y por los cuerpos
sociales en todo momento, a pesar de la gravedad de los delitos cometidos,
resulta absolutamente ejemplar y edificante y es perfectamente válido hoy como
modelo ético.
Junio
1886. Doble homicidio en el barrio de San Cristóbal
EL
DIARIO DE MURCIA. 10 de junio de 1886
«LORCA.
Ayer tarde á primera hora ocurrió en el barrio de San Cristóbal uno de esos
dramas sangrientos, capaces de contristar el ánimo mas sereno. José Collado Pérez
de treinta y cinco años de edad, penetró en la morada de Juan Perea Ortuño, su
tio carnal, en ocasion en que se hallaba comiendo á la mesa, acompañado de su
mujer, Maria García García y un hijo de corta edad; y por fútiles motivos según versión
general, acometió faca en mano á la desgraciada María dándole una puñalada en
el corazon que la dejó muerta en el acto; siguiendo con el marido que fué
conducido al hospital en un
estado desesperado habiendo fallecido esta madrugada a la una. No satisfecha aún
su sed de venganza acometió al hijo de sus víctimas á quien tambien quiso
herir, lanzándose enseguida á la calle con el arma homicida dispuesto á
arremeter con los que se opusieran á su paso, en cuyo estado fué detenido en la
ramblilla de San Cristóbal por el cabo segundo de órden público, á quien
intentó acometer, viéndose este obligado á hacer uso de la fuerza en defensa
propia, hiriéndole levemente, y consiguiendo á duras penas reducirlo á prisión.
Del asesino tenemos los peores antecedentes, pues hace escasamente un año fué
licenciado de presidio, donde por otro asesinato ha extinguido la pena de diez
y siete años de prisión; su rostro es repugnante por demás, manifestando en
todas sus facciones y hasta en el cinismo con que sostenía las miradas del
horrorizado público, la falta de dignidad y la completa ausencia de
sentimientos.»
Septiembre
1886. Pena capital para el acusado
EL
DIARIO DE MURCIA. 4
de septiembre de 1886
«—Ayer
mañana le fue notificada al reo José Ángel Collado Pérez la pena capital á que
ha sido condenado, cuya lectura escuchó el sentenciado con una serenidad
increible. Concluido el acto fue interrogado para que manifestare si se habia
enterado del fallo recaido en su causa a lo que contestó afirmativamente,
dibujándose en sus lábios una sonrisa incomprensible. Durante el dia de ayer no
ha manifestado nada de particular el infeliz Collado, si bien durante la noche
parece haber dado señales de alguna inquietud, lo cual no ha sido obstáculo
para que duerma como de costumbre.»
Octubre
1886. Preparación espiritual del reo
EL
DIARIO DE MURCIA. 27
de octubre de 1886
«—El
reo condenado á muerte José Ángel Collado Pérez, ha experimentado una
trasformacion radical, debida principalmente á las constantes exhortaciones del
Sr. Cura de San José. Completamente arrepentido, pidió hace tres dias al
expresado sacerdote lo confesara, habiéndolo verificado con verdadera fé
cristiana; después de confesarse manifestó al Sr. Ortiz la conformidad más
perfecta en todo cuanto le pueda sobrevenir; hasta la última pena.»
Diciembre
1886. Confirmación de la sentencia por el Tribunal Supremo. Movilización
popular. Lorca solicita el indulto
La
sensibilidad actual en contra de la pena de muerte estaba ya presente en la
sociedad española de finales del siglo XIX y se manifestaba de forma muy
patente ante la inminencia de las ejecuciones, las cuales seguían siendo
públicas y ofrecían un espectáculo aterrador.
Como
sucedería en Murcia en octubre de 1893 al ir a cumplirse la pena de muerte
sobre Josefa Gómez, envenenadora de su marido con estricnina y regentadora de
la pensión “La Perla”,
la población lorquina experimentó una tensión creciente para que se le
conmutara la pena a Collado. Muchas familias se marcharon de la localidad
huyendo de la terrorífica puesta en escena de la ejecución, que comprendía una
procesión desde la cárcel, con acompañamiento del estandarte de una cofradía
religiosa, fuerza militar, autoridades políticas y judiciales, clero, y el
verdugo, más el reo revestido de unos ropajes infamantes, cargado de grillos y
expuesto a la vista del público en un carro.
Constan
diversas solicitudes de indulto que particulares, corporaciones privadas y
públicas de diversa índole, y el propio Ayuntamiento lorquino, cursaron a la Regente, María Cristina.
No se trataba de una petición descabellada, porque de hecho en el año anterior,
1885, y en el mismo año de 1886, se concedieron numerosos indultos, incluído un
indulto general con ocasión del fallecimiento de Alfonso XIII. En la Gaceta nº 344, de 10 de
diciembre de 1885 se publicó un Real Decreto concediendo indulto total de las
penas impuestas por los delitos de imprenta cometidos hasta el fallecimiento
del Rey y también por los demás delitos políticos. La Gaceta nº 352, de 18 de
diciembre del mismo año, hizo extensivo a Cuba y Puerto Rico el indulto por el
fallecimiento del Rey. Además, durante el año 1885 se conmutaron 10 penas de
muerte. En el mismo año 1886 se conmutaron 26 penas de muerte.
Tal
vez los promotores del indulto para José Collado tenían en mente, y de ahí
tomaran esperanza de éxito, el recentísimo indulto general otorgado por la Regente con motivo del
nacimiento del hijo póstumo de Alfonso XII, el futuro Alfonso XIII -Gaceta de
30 de junio de 1886-.
En
fin, en el año 1887 se conmutaron 34 penas de muerte, se indultó a dos penados como
recompensa de los servicios prestados durante la epidemia de cólera y se dictó
un Real Decreto concediendo indulto parcial de la condena a los soldados
sentenciados por el pronunciamiento republicano de septiembre de 1886.
LA PAZ
DE MURCIA. 15
de diciembre de 1886
«Por
el correo de hoy salen para Madrid las exposiciones de la Junta de Patrones del santo
Hospital de Beneficencia particular de esta ciudad, y la de "El Noticiero
de Lorca”, dirigidas á S.M. la
Reina Regente, suplicando la gracia de indulto en favor del reo
José Ángel Collado Pérez. Por iniciativa del conocido comerciante D. Juan José
Lillo, hoy se reúne el comercio de esta plaza con objeto de redactar otra
sentida exposición á S. M. la
Reina Regente, suplicando el indulto.»
EL
DIARIO DE MURCIA. 16
de diciembre de 1886
«LORCA.
—Por el correo de hoy salen para Madrid las exposiciones de la «Junta de
Patronos del santo Hospital de Beneficencia particular» de esta ciudad, y la
del «Noticiero de Lorca», dirigidas á S. M. la Reina Regente,
suplicando la gracia de indulto en favor del reo José Ángel Collado Perez.
—La Sociedad Económica
de Amigos del Pais de esta localidad, remitirá á Madrid por el correo de hoy
una exposicion, solicitando la gracia de indulto, en favor del reo de muerte
José Angel Collado Pérez.
—El
Ayuntamiento celebró ayer su anunciada reunión para acordar la exposición de
indulto, a semejanza de las corporaciones de esta localidad, en favor del reo
José Angel Collado Pérez. A los pocos momentos
la solicitud en cuestión se hallaba sentidamente redactada.»
EL
DIARIO DE MURCIA. 5
de enero de 1887
«LORCA.
Debido a las gestiones que en la
Corte está practicando nuestro diputado Sr. Gómez Marín, el
presidente del
Consejo de Ministros se halla animado de los mejores deseos con respecto al
indulto del reo Collado.»
Era
a la sazón presidente del Consejo de Ministros don Práxedes Mateo Sagasta, jefe
del Partido Liberal. Posiblemente por motivos de conmilitancia, aparecen varias
reseñas durante estos meses, de diputados liberales murcianos que se dirigen a
Madrid a realizar gestiones a favor del condenado.
Febrero 1887. En el “corredor de la muerte”
EL
DIARIO DE MURCIA. 25
de febrero de 1887
«—Muchas
personas de esta localidad, interesadas por la suerte del desgraciado José
Angel Collado Pérez, condenado á la última pena desde primero de Setiembre
anterior cuya sentencia fué confirmada por el Tribunal Supremo á primeros de Diciembre
pasado, se nos han acercado rogándonos llamemos la atencion de quien
corresponda, sobre la tristísima situacion de ese desventurado, quien gime
desde hace seis meses bajo el peso de una terrible condena, con el alma
lacerada todo ese tiempo por el cruel aguijón de la duda.
Nos
parece altamente humanitario el interés de dichas personas, a cuyos ruegos
unimos los nuestros con el fin de que se resuelva lo antes y mejor posible la
causa de ese desdichado.»
EL
DIARIO DE MURCIA. 3
de junio de 1887
«LORCA.
—El desgraciado Collado sentenciado a muerte hace ya mucho tiempo, sigue en la
carcel de este partido, sin saber si será ejecutado ó conseguirá el indulto.
Es
inhumano tener más de medio año en capilla á un hombre por criminal que sea.»
Últimos
intentos de salvar la vida del reo
EL
DIARIO DE MURCIA. 19
de junio de 1887
«¡Triste
noticia! Ayer mañana se entregaron en esta delegación de Hacienda, 500 pesetas,
para los gastos que ocurran en la ejecucion del infortunado reo que debe ser ejecutado
en Lorca, muy en breve. Parece ser que el terrible fallo de la ley será cumplido
uno de los primeros dias de la próxima semana, según noticias. El pueblo de
Lorca, por lo que vemos en la prensa de aquella ciudad está profundamente
afectado y piensa hacer un supremo esfuerzo por salvar la vida del infeliz á
quien aguarda el patíbulo.
El
Noticiero de Lorca recibido ayer dice lo siguiente: Ayer fue visitado en su
prisión el reo José Ángel Collado Pérez, por los párrocos de las de S.
Patricio, S. Mateo y S. José de esta ciudad.»
EL
DIARIO DE MURCIA. 21
de junio de 1887
«LORCA.
Triste y desconsolador es confesarlo, pero Lorca, éste nuestro tranquilo pueblo
no tardará mucho de ser teatro de una imponente escena que aflige y conmueve a]
ánimo más sereno; el criminal José Angel Collado Pérez subirá al patíbulo, y
allí, entre el fatídico palo de la muerte y la cruz del Redentor expiará sus
culpas.
La
ley no perdona, nosotros los lorquinos no tenemos en las manos ese rico
manantial de amor; pero somos cristianos, y compasivos, y clementes, y no
dejaremos morir a ese desdichado reo sin pedir antes su indulto.
El
lunes salió para Madrid el letrado de ésta, nuestro estimado amigo D. Juan
Carrasco Sánchez, con el objeto de gestionar en la Corte el indulto del reo
José Angel Collado Pérez, de quien es abogado defensor.
—Ayer
salió para la Corte
el jefe del partido liberal de Lorca, D. Luis Sastre Giménez.
—El
infeliz José Ángel Collado Pérez, pasó el dia de ayer intranquilo como si un
presentimiento fatal le anunciara el triste fin que le espera.»
La
ejecución
LA PAZ DE MURCIA. 22
de junio de 1887
«Lorca
20. En la mañana de hoy se han personado en la Cárcel de esta población el
Sr. Presidente de esta Audiencia con los Magistrados, Fiscal y Secretario de la
misma, acompañados del Alcalde señor Benítez, el Abogado Sr. Carrasco y los
Presbíteros D. Vicente Munuera y D. Bartolomé Ortiz, con objeto de señalar
habitación a propósito para la instalación de la capilla para el reo Ángel
Collado, siendo probable quede designada, una de las salas de preferencia, que
existen en dicho local. La real hermandad de Paz y Caridad, celebró sesión ayer
tarde en la sala capitular do San Patricio, bajo la presidencia del Sr.
Arcipreste D. Vicente Munuera, tomando entre otros acuerdos, el de declararse
en sesión permanente, hacer una colecta voluntaria entre todos loa hermanos,
nombrar comisiones parroquiales con el fin de allegar recursos en el seno de
dicha sociedad y designar los individuos que han de prestar servicio hasta
dejar enterrado el cadáver del infeliz Collado. Las dos compañías de infantería
destinadas á prestar servicio en Lorca con motivo de la próxima ejecución,
pertenecen al regimiento de Mallorca, de guarnición en Cartagena. Ayer en el
tren de la una llegaron á esta los profesores del Instituto provincial, Sres.
Novella y Baquero, quienes actuarán, en los ejercicios que se verifiquen en el
Colegio de la Purísima
para hacer el grado de Bachiller. Ayer celebró sesión el Sindicato de Riegos de
esta ciudad, dándose cuenta de una exposición dirigida al Gobierno en solicitud
de que el Estado adquiera el Pantano de Lorca. Ayer se reunió el Colegio de
Abogados de Lorca para nombrar Junta de Gobierno, acordando reelegir á la que
ha actuado en el año anterior.»
La Junta de Gobierno del Colegio de Abogados a que se
refiere el periodista había sido nombrada el día 2 de junio de 1885 y estaba
compuesta por los letrados Decano –D. Fulgencio Jaén Martínez –Decano-, D. Manuel
Barberán -Diputado 1º-, D. Ceferino Marín –Diputado 2º-, D. Emilio Abadíe
–Tesorero- y D. José María Jimeno –Secretario Contador-.
Llega
el verdugo
EL DIARIO DE MURCIA. 23
de junio 1887
«PROVINCIA.
LORCA. En el tren de la una de ayer llegó á esta el ejecutor de la justicia acompañado
de una pareja de guardias civiles; de la estación se dirigió á la cárcel, en
una de cuyas habitaciones tiene su alojamiento. Se llama Francisco Jadraque de
Francisco, conocido por el Cable del Terror, es natural de Sigüenza, vecino de
Albacete, domiciliado en la calle de la
Cava, núm. 59, donde ejerce en la actualidad el oficio de
carpintero; pero su profesion es de veterinario, cuenta treinta y seis años de
edad y está casado con una joven, natural también de Sigüenza. No es cierto que
sea esta la primera ejecución que verifica, pues lleva seis años desempeñando
el cargo de verdugo y ha ajusticiado á diez y nueve criminales, de los cuales,
siete eran de Jerez, correspondientes á la celebre causa de la
Mano Negra. Su estatura es regular, de
color moreno, ojos grandes, sin barba, y su aspecto pudiera llamarse simpático
si la prevencion que inspira la triste mision que le trae á Lorca, no se
opusiera á ello. Viste pantalón, chaqueta y chaleco de tela color claro,
zapatos de lona y gorra á estilo del país. El reo aun no sabe nada con respecto
a la gravedad de las circunstancias, pero se lo presume, su estado de ánimo y
la inquietud y zozobra que en él se advierten revelan algo extraño de singular
significacion. Esta mañana a las ocho será puesto en capilla, y mañana jueves, a
la misma hora, si no hay nada en contrario, será conducido al lugar destinado
para la ejecucion. La hopa es de zaraza negra, tiene capuchón de la misma tela
y una cruz blanca en el centro, cuya vergonzosa mortaja ha sido proporcionada
por el verdugo. Tenemos noticias de muchas familias, que hoy mismo se
ausentarán de esta poblacion por no hallarse, siquiera, en ella, cuando se
verifique la ejecución del desdichado criminal José Angel Collado Pérez. Los
sacerdotes que acompañarán al patíbulo al infeliz Collado, son don Antonio
Escobar y D. Juan Fernández.»
El
indulto es denegado. Se aprestan los elementos materiales y humanos necesarios
para la ejecución y el entierro
EL DIARIO DE MURCIA. 22 de junio de 1887
«LORCA.
Dice El Noticiero de Lorca: Notas tristes.— Lo son por todos conceptos las que
tenemos con respecto al reo de muerte José Angel Collado Pérez; segun todos los
informes son contadas las horas de este desdichado; ya se ha recibido en esta
la cantidad presupuestada para los gastos que origine su ejecución; la llegada
de dos compañias y una sección de caballeria pocedentes de Cartagena; la próxima
visita del ejecutor de la justicia y cuantos preparativos preceden á tan
infáusto dia, todo viene á confirmar los presentimientos apuntados. El sitio
que hasta ahora está destinado para que sirva de teatro á tan repugnante
tragedia, parece que es el conocido por el Encallao, en las afueras de San
José; el ejecutor de la justicia, según tenemos entendido, es joven y esta es
la primera vez que sube al patíbulo á ejercer su triste misión; del tren se
trasladará á la cárcel y desde allí saldrá únicamente con el cortejo fúnebre á
desempeñar su cometido, regresando en el tren correo del mismo dia á Albacete
en cuyo punto tiene su residencia. Ayer fué visitado el infeliz Collado por su
abogado defensor quien le comunicó el objeto de su viaje á la Corte: el reo manifestó
cierta conformidad con su suerte. A la hora en que escribimos estas lineas se
nos asegura que esta misma mañana á las ocho será puesto en capilla el
desdichado reo á que nos referimos: acogemos la noticia con las reservas
consiguientes, porque, aún cuando todo se halla preparado al efecto, creemos
que no sucederá esto hasta mañana.
—La
real hermandad de “Paz y Caridad”, celebró sesion ayer tarde en la sala
capitular de San Patricio bajo la preidencia del Sr. Arcipreste don Vicente
Munnera, tomando entre otros acuerdos, el de declararse en sesión permanente,
hacer una colecta voluntaria entre todos los hermanos, nombrar comisiones
parroquiales con el fin de allegar recursos al seno de dicha sociedad y
designar los individuos que han de prestar servicio hasta dejar enterrado el
cadáver del infeliz Collado.»
23
de junio de 1887. Más
suben al cielo desde el patíbulo, que desde el altar
EL
DIARIO DE MURCIA. 24
de junio de 1887
«D.
O. M. El siguiente telegrama que recibimos ayer mañana a las diez, es ya casi inscripcion
sepulcral, cuya lectura produce honda y penosa sensación. El telegrama está
puesto en Lorca, a las 9:43 de la mañana y dice: "El
desgraciado Ángel Collado acaba de sucumbir en el cadalso. Valeroso y resignado
ha expiado sus crímenes.”
En
la seccion provincial encontrarán nuestros lectores detalles de la estancia en
la capilla del infortunado reo, que gozará ya de la gloria de Dios, pensando piadosamente, por aquella
sentencia ejemplarísima que escribió un santo y sabio doctor: “Más suben al
cielo desde el patibulo, que desde el altar.»
En
la sección provincial de ese mismo número:
«Esta
mañana a las ocho y media oyó el reo Collado la misa que rezó el presbítero D.
Bartolomé Ortiz.
A
las nueve, accediendo a las reiteradas súplicas de las personas que le
acompañaban, comió con bastante apetito un plato de chuletas, tomate y huevos,
bebiendo varios tragos de vino de Jerez seco.
Aparenta
el infeliz condenado gran tranquilidad y a cuantas personas le hablan manifiesta verdadero arrepentimiento y
desea hacer esta tarde pública ostentacion de sus sentimientos en el acto de
administrarle el Viático.
Cuando
estuvimos en la capilla acompañaban al reo los presbíteros D. Andrés Pascual y
D. Emiliano Salas, hermanos de la
Paz y Caridad y el director del Correccional.
Lleva
Collado sobre el pecho un escapulario de la Purísima, a la que tiene especial devoción, y no
separa la vista del Crucifijo que hay en el altar, como inspirándose en nuestra santa
religión, que da fuerzas para aguantar con resignación todas las adversidades
de la vida.
Se
nos dice ha suplicado ver a su madre para pedirle perdón.
Collado
se hace doblemente simpático, por su desgracia y porque en realidad no es su
aspecto repulsivo.
Su
traje es pobre aunque decente y no parece que con él ha pasado cerca de un año
haciendo la vida miserable de la cárcel.
Va
muy peinado y con la barba bastante cuidada y puede decirse que su facha no es
patibularia.
El
Sr. Pascual con verdadera piedad cristiana, agitó el aire con un abanico para
refrescar al calenturiento Collado y este con las siguientes palabras, suplicó
al sacerdote que se acercara: “Aproxímese V. y me abanicará con más comodidad
si es que no tiene inconveniente en rozarse conmigo”.
Excusamos
decir que el virtuoso presbítero le aseguró que para los católicos todos los
hombres son hermanos, y los más desgraciados, los más queridos.
¡Qué
hermosas palabras!»
LA PAZ DE MURCIA. 24
de junio de 1887
«Se
ha cumplido el terrible fallo de la ley en Lorca.
A
las 8 y 45 minutos de la mañana de ayer fué ajusticiado, en medio del más sepulcral
silencio, el desgraciado reo Ángel Collado (q.e.g.e.).
Para
la vecina y culta ciudad son estos dias de luto, y nosotros nos asociamos a su
sentimiento como cristianos y comprovincianos.»
El
sepelio. Duelo público en Lorca
EL
DIARIO DE MURCIA. 25
de junio de 1887
«-Ayer
estuvieron cerrados todos los establecimientos de comercio de esta localidad en
señal de duelo por el triste acontecimiento del dia.
-Ayer
tarde a las seis se verificó el entierro del ajusticiado José Ángel Collado
Pérez, en medio de un numeroso acompañamiento, entre el que figuraba la mayor
parte de los hermanos de Paz y Caridad.»
La
madre del ajusticiado
EL
DIARIO DE MURCIA. 7
de agosto de 1887
«—Dice
El Noticiero:
Ayer
mañana se presentó la madre del ajusticiado Collado en casa de nuestro amigo D.
Juan Alcón, rogándole con mucha insistencia y derramando copiosas lágrimas,
aceptase un mantel y otras prendas de las que su hijo se dedicaba á vender,
como recuerdo, en agradecimiento a los solícitos cuidados que el Sr. Alcón prestó
a su citado hijo.
Nuestro
amigo Sr. Alcón, se vio obligado a aceptarlas,
devolviéndoselas despues, para que las vendiera, y con su importe comiera en su
nombre dos o tres dias.»
1914 y 1948. La prensa sigue recordando el hecho
El
suceso dejó honda huella, en nuestra opinión, por lo truculento de la redacción
de los cronistas. De tal modo que muchas décadas después, la prensa seguía
recordando la noticia.
EL
LIBERAL, de Murcia. 22
de junio de 1914
«EFEMÉRIDES
MURCIANAS. 1887.— En la mañana de hoy, y en la ciudad de Lorca, fué puesto en
capilla el desgraciado Angel Collado Pérez, que a las ocho y cuarenta y cinco
minutos de la siguiente, fué ajusticiado por Francisco Jadraque de Francisco,
conocido por el sobrenombre del Cable del Terror. Este, en los seis años que
entonces llevaba de verdugo, diecinueve veces desempeñó el cargo sin la menor
contrariedad. En Jerez, se deshizo de siete criminales de la célebre causa de la Mano Negra, en menos de
veinticinco minutos. Tan simpático sujeto, que fué veterinario, contaba 34 años
de edad, estaba casado con una joven de Sigüenza, y en Albacete vivía en la
calle de la Cava,
número 59, en donde ejercía el oficio de carpintero. RAMON BLANCO.»
LÍNEA,
de Murcia. 23
de junio de 1948
«EN
TAL DÍA COMO HOY. Al despuntar el dia 23 de junio de 1887, y en la ciudad de
Lorca, fué puesto en capilla el reo Ángel Collado Pérez, que fué ajusticiado
por Francisco Jadraque de Francisco, conocido con el sobrenombre de “El Cable
del Terror". Este, en los seis años que llevaba de verdugo, dieciséis veces
desempeñó el cargo. En Jerez ejecutó a siete criminales de la célebre causa de
la "Mano negra". Francisco Jadraque fue veterinario; contaba 34 años y estaba casado
con una joven de Sigüénza. Residía en Albacete, donde ejercía el oficio de
carpintero.»
Francisco Artero Montalván
Abogado
Fuentes consultadas:
-Acerca del derecho de gracia durante el siglo XIX: Tesis doctoral de Ireneo Herrero Bernabé. UNED, Madrid 2012.
-Sobre los fondos documentales de instituciones judiciales en el Archivo Histórico Provincial de Murcia: trabajo conjunto de Ana María Herrero Pascual y Vicente Montojo Montojo. Publicado en III Jornadas de Castilla La Mancha sobre Investigación en Archivos. Guadalajara, 11-14 de noviembre de 1997.
-Historia del Ilustre Colegio de Abogados de Lorca y su trascendencia en la vida pública local. José María Campoy García. Antología Poliédrica. Edición coordinada por José María Campoy Camacho. Lorca 2009.
-Hemeroteca Regional de Murcia.