domingo, 19 de agosto de 2018

El porqué de este blog.






















El año pasado nuestro despacho cumplió cuarenta años de existencia. Cuarenta años dan para mucho. En cuatro décadas una empresa tiene tiempo para evolucionar. Necesariamente a lo largo de tan dilatado período, un proyecto debe transformarse y adaptarse a los cambios socioeconómicos, so pena de anquilosarse y perecer. Puede incluso que haya de reinventarse, hasta varias veces.

En nuestro caso, el despacho ha atravesado varias fases. En sus principios, se orientó de forma muy clara al ámbito de la asesoría fiscal y laboral, y ese sector de actividad fue nuestro “fuerte”, aunque siempre, también desde el inicio, prestamos el servicio de asesoramiento jurídico en otras materias, y mantuvimos una presencia en el foro, en todos los órdenes jurisdiccionales.

Cuando yo entré a formar parte de la plantilla, y ya hace casi un cuarto de siglo,  aún la actividad de asesoría de empresas seguía siendo fundamental, pero aproximadamente en esas fechas, o en los años inmediatamente posteriores, el volumen de negocio de la empresa se repartía ya al 50% entre el departamento de asesoría y el departamento que llamábamos jurídico y que se nutría de la defensa y representación ante los tribunales de justicia. Preponderaba la materia civil y mercantil, con también una frecuente presencia en el ámbito de la jurisdicción laboral, derivada de la actividad de las empresas para las que trabajábamos.

En el año 2000 y coincidiendo con la primera oleada migratoria, los despachos de nuestro entorno hubieron de decidir si atender, o no atender, a esa nueva clientela no nacional, con su problemática específica, que en aquellos años se centraba en la materia puramente administrativa de extranjería y andando el tiempo se expandiría al ámbito del Derecho Internacional Privado y a otras ramas del ordenamiento jurídico. Por ser novedosa y desconocida la materia, la mayor parte de los abogados rechazaban los asuntos de inmigración. Nosotros aceptamos la novedad como un reto y pronto se creó un nuevo departamento en el despacho, dedicado de forma especial a la materia de extranjería. Nuevamente el “carácter” del despacho se alteró, y en pocos años el trabajo y los ingresos prácticamente se dividían en tres tercios: asesoría de empresas, tribunales y extranjería.

El problema que tiene ser puntero en algo es el encasillamiento. Al igual que a los actores y actrices los “etiquetan” como actores cómicos, de acción, secundarios, galanes, etc… condicionando su contratación y el tipo de trabajo para el que son llamados, así también sucede de forma parecida con las empresas. En nuestro caso, hemos atravesado varios “perfiles” temporales distintos, a lo largo de nuestra trayectoria. En la “percepción” de la clientela, o sea, visto desde el exterior, Martínez Cardona ha sido percibido como: 1º. Asesoría de empresas pura y dura al principio. 2º. Asesoría con bufete de abogados especializado en el mundo de la pequeña y mediana empresa, después. 3. Despacho de extranjería, en los últimos años. Naturalmente las etiquetas entrañan una simplificación y una deformación. Imagino que es esto a lo que en mercadotecnia llaman “imagen de marca”, elemento delicado de los que componen toda empresa, que puede servir de catapulta o de rémora, según las circunstancias.

En el momento presente, nos interesa como empresa exhibir nuestras capacidades y hacer visibles al público los servicios y trabajos que ofrecemos, más allá de etiquetas reduccionistas.

A tal propósito se dirige este blog. Pretendemos mostrar diariamente aspectos de nuestro trabajo –y de nuestro estudio, puesto que en este trabajo se ha de estudiar diariamente-. Sin estridencias y sin ampulosidades. Con la humildad de quienes son conscientes de que siempre hay alguien que sabe más.

Es un blog escrito por prácticos del Derecho, desde la práctica. No pretendemos sentar cátedra sobre ningún tema. Para ello están los investigadores, los profesores, la Universidad. Aquí encontrará el lector orientaciones, ejemplos, vivencias y noticias útiles para la práctica. Y podrá atisbar un poco de nuestra manera de hacer las cosas.


Francisco Artero Montalván
Abogado
www.martinezcardona.es



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