El porqué de este blog.
El año pasado nuestro despacho
cumplió cuarenta años de existencia. Cuarenta años dan para mucho. En cuatro
décadas una empresa tiene tiempo para evolucionar. Necesariamente a lo largo de
tan dilatado período, un proyecto debe transformarse y adaptarse a los cambios
socioeconómicos, so pena de anquilosarse y perecer. Puede incluso que haya de
reinventarse, hasta varias veces.
En nuestro caso, el despacho ha
atravesado varias fases. En sus principios, se orientó de forma muy clara al
ámbito de la asesoría fiscal y laboral, y ese sector de actividad fue nuestro
“fuerte”, aunque siempre, también desde el inicio, prestamos el servicio de
asesoramiento jurídico en otras materias, y mantuvimos una presencia en el
foro, en todos los órdenes jurisdiccionales.
Cuando yo entré a formar parte de
la plantilla, y ya hace casi un cuarto de siglo, aún la actividad de asesoría de empresas
seguía siendo fundamental, pero aproximadamente en esas fechas, o en los años
inmediatamente posteriores, el volumen de negocio de la empresa se repartía ya
al 50% entre el departamento de asesoría y el departamento que llamábamos jurídico
y que se nutría de la defensa y representación ante los tribunales de justicia.
Preponderaba la materia civil y mercantil, con también una frecuente presencia
en el ámbito de la jurisdicción laboral, derivada de la actividad de las
empresas para las que trabajábamos.
En el año 2000 y coincidiendo con
la primera oleada migratoria, los despachos de nuestro entorno hubieron de
decidir si atender, o no atender, a esa nueva clientela no nacional, con su
problemática específica, que en aquellos años se centraba en la materia
puramente administrativa de extranjería y andando el tiempo se expandiría al
ámbito del Derecho Internacional Privado y a otras ramas del ordenamiento
jurídico. Por ser novedosa y desconocida la materia, la mayor parte de los
abogados rechazaban los asuntos de inmigración. Nosotros aceptamos la novedad
como un reto y pronto se creó un nuevo departamento en el despacho, dedicado de
forma especial a la materia de extranjería. Nuevamente el “carácter” del
despacho se alteró, y en pocos años el trabajo y los ingresos prácticamente se
dividían en tres tercios: asesoría de empresas, tribunales y extranjería.
El problema que tiene ser puntero
en algo es el encasillamiento. Al igual que a los actores y actrices los
“etiquetan” como actores cómicos, de acción, secundarios, galanes, etc… condicionando
su contratación y el tipo de trabajo para el que son llamados, así también sucede
de forma parecida con las empresas. En nuestro caso, hemos atravesado varios “perfiles”
temporales distintos, a lo largo de nuestra trayectoria. En la “percepción” de
la clientela, o sea, visto desde el exterior, Martínez Cardona ha sido
percibido como: 1º. Asesoría de empresas pura y dura al principio. 2º. Asesoría
con bufete de abogados especializado en el mundo de la pequeña y mediana
empresa, después. 3. Despacho de extranjería, en los últimos años. Naturalmente
las etiquetas entrañan una simplificación y una deformación. Imagino que es
esto a lo que en mercadotecnia llaman “imagen de marca”, elemento delicado de
los que componen toda empresa, que puede servir de catapulta o de rémora, según
las circunstancias.
En el momento presente, nos
interesa como empresa exhibir nuestras capacidades y hacer visibles al público
los servicios y trabajos que ofrecemos, más allá de etiquetas reduccionistas.
A tal propósito se dirige este
blog. Pretendemos mostrar diariamente aspectos de nuestro trabajo –y de nuestro
estudio, puesto que en este trabajo se ha de estudiar diariamente-. Sin
estridencias y sin ampulosidades. Con la humildad de quienes son conscientes de
que siempre hay alguien que sabe más.
Es un blog escrito por prácticos
del Derecho, desde la práctica. No pretendemos sentar cátedra sobre ningún
tema. Para ello están los investigadores, los profesores, la Universidad. Aquí
encontrará el lector orientaciones, ejemplos, vivencias y noticias útiles para
la práctica. Y podrá atisbar un poco de nuestra manera de hacer las cosas.
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